Hay esperanza en la lluvia y en la noche. En las pieles, asépticas por el frío, pero descompuestas. En los huesos rotos y afilados decorados con insectos brillantes y metálicos... También en las polillas y sus compañeras de fauna cadavérica. En la promesa del próximo amanecer. Cuántas veces cambiamos de cuerpo y lo dejamos morir en vida, y sin embargo, no cambiamos nuestra fisonomía. La hiedra nos aferra a un carácter, nos lame hasta asfixiarnos. Nos dejamos pudrir en un lecho de girasoles, orquídeas, tréboles y amapolas.
Sheila Uve

Muy profundo...
ResponderEliminarMuchas gracias :)
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