Desde hace bastante tiempo, cuando la adolescencia llamaba a mi puerta cual rayo de luz por la mañana (a veces molesto y otras bendito), golpeaban en mi cabeza obsesionada aquellas clásicas palabras recitadas una y otra vez;
"HAY QUE BUSCARSE A SI MISMO".
Era juego y problema a la vez, y supongo que, por cosas de la edad, me impedía avanzar. Busqué y rebusqué. ¿Cómo encontrar algo que no está? ¿Cómo recoger un fruto que aún no has plantado? ... Cómo iba siquiera a entenderlo. Tarda uno años en darse cuenta.
La nostalgia se ríe de la inocencia de tiempos pasados una vez hallada la respuesta; No hay que "buscarse a si mismo", HAY QUE FORJARSE A UNO MISMO.
Y con recelo (y porque engañarnos, algo de tristeza también) se cierra un círculo, y, felizmente es el principio de otro uróboros que empieza y acaba con un "¿Por qué?".

No hay comentarios:
Publicar un comentario