Llega la mañana
calando el frío hasta los huesos.
Me amarra con las sábanas
me hace presa con pijama a rayas.
Mediodía entra de un portazo
dejando la alfombra sucia.
Con viento y caos se inventa
una alfombra de hojas secas.
La tarde me tiñe de naranja,
me mira des de lejos y no dice nada.
En su campo de batalla
lentamente se desmaya el sol.
Se asoma tímida la noche,
con su dueña vestida de plata:
¿Dónde guardas los sueños
de hermosas sendas sin sentido?
La golpea la madrugada
contemplando con deseo.
Me escupe un aire onírico
Y desde el final de mis pestañas
saltan.

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