Son pequeños dolores, entre pálidas flores, hay puntas de alfiler...
Te espero en la esquina tomando café, ingle depilada, negro corsé. Fin de verano y no sé porqué la brisa susurra que vienes. Los antecesores, acaban por ser caprichos que el viento volvió a deshacer. Pero el barco hacia aguas y el barco se hundió. Creí que moría, en la profundidad y de sorpresa aprendí a bucear. Metamorfosis, no sentí dolor, creció una cola y de distinto color. Ahora quien muere por oírme cantar, pero al que yo espero me hace esperar. La tarde ha caído y le veo llegar pero decide nadar.
Ovidio
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